Eduardo Del Castillo, exministro de Gobierno e hincha de Oriente Petrolero, llegó este miércoles al mediodía a la sede de Blooming para cumplir una apuesta tras la derrota de su equipo en el clásico cruceño. Sin embargo, el plantel profesional y el cuerpo técnico de la academia optaron por retirarse antes y no participar del almuerzo, en un intento por evitar susceptibilidades vinculadas al contexto político.
La apuesta se había sellado días antes del clásico entre Del Castillo y Mario Cronenbold, socio e hincha de Blooming: el perdedor debía preparar una comida para el plantel del equipo ganador. Como Blooming se impuso por 2-1, Del Castillo debía cocinar.
Aunque el compromiso se cumplió, el ambiente no fue el ideal. La noche anterior, el exministro inauguró una casa de campaña del MAS en Santa Cruz, hecho que generó protestas de parte de un grupo de ciudadanos. Esa tensión se trasladó al ámbito deportivo: páginas afines a Blooming calificaron el almuerzo como un “show político” y cuestionaron que se permitiera su realización en instalaciones del club.
En la sede celeste, tanto Del Castillo como Cronenbold pidieron no mezclar la política con el fútbol y recalcaron que la apuesta fue parte del folclore del deporte. Incluso, bromearon con una futura revancha.
Por su parte, la dirigencia de Blooming explicó que la ausencia del plantel respondió a criterios nutricionales, ya que este jueves enfrentan a Wilstermann en Montero y debían mantener la planificación alimenticia previa al partido.
Pese a la polémica, el almuerzo se llevó a cabo con la presencia de dirigentes celestes, personal administrativo, y allegados tanto de Cronenbold como del propio Del Castillo.
