El escándalo que envuelve al exministro César Siles y a altos funcionarios judiciales destapa una de las manipulaciones más burdas y descaradas de la justicia boliviana en los últimos años. Una grabación repulsiva revela cómo el gobierno de Luis Arce, a través de operadores políticos como Siles, extorsiona, amenaza y somete a jueces para ejecutar sus caprichos y blindar el poder. El audio —que ha causado asco en la opinión pública— exhibe una operación sistemática para destituir a una magistrada del TSJ, urdida desde el Ministerio de Justicia con la complicidad de vocales y jueces corruptos. Todo está ahí: la voz del ministro ofreciendo protección, el juez de Coroico obedeciendo instrucciones, los chats, las detenciones, las redes de consorcio judicial operando con total impunidad. Siles impuso a presidentes de tribunales, colocó fichas clave y desde esa estructura paralela se intentó concretar un “golpe judicial”. Mientras tanto, el ministro niega los hechos, habla de montaje y acusa persecución, pero las pruebas lo acorralan. Lo que se ha revelado no deja espacio para la duda.