Dios te bendiga

Maldad Satánica

Maldad Satánica
Mons. Robert Flock | Monseñor
| 2025-06-12 01:31:57

“Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era uno de los Doce” (Lc 22,3)

Judas no fue enloquecido como los poseídos de quien Jesús expulsaba demonios, pero su traición a Jesús fue caracterizada por el Evangelio como una obediencia satánica. Los demás apóstoles eran muy conscientes de las enemistades que tenía Jesús como indica sus comentarios en torno a enfermedad y muerte de su amigo Lázaro: «Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y quieres volver allá?» (Jn 11,8), «Vayamos también nosotros a morir con él» (Jn 11,16).

Así el hecho de que uno de los Doce fuese el traidor les fue devastador para los demás. Dijeron que era un ladrón (Jn 12,6); pero, sobre todo, lo tacharon de haber actuado bajo la influencia del demonio (Lc 22,3 y Jn 13,2).

Durante la Última Cena, Jesús, consciente de la debilidad de Simón Pedro, le advirtió: «Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe.» (Lc 22,32-32).

Por su propia experiencia, y lo sucedido con Judas, no sorprende este consejo en la Primera Carta de Pedro: «Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar. Resistan firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes» (5,8).

Sería muy ingenuo pensar que Satanás está jubilado y que no tenga sus actuales marionetas, en quienes ha entrado para oponerse al Reino de Dios. Al describir la victoria celestial contra Satanás se pasa a una advertencia: «¡Que se alegren entonces el cielo y sus habitantes, pero ay de ustedes, tierra y mar, porque el Diablo ha descendido hasta ustedes con todo su furor, sabiendo que le queda poco tiempo!» (Ap 12,12).

Hemos visto terribles ejemplos de este furor en las guerras y genocidios desatados durante la historia humana y detrás de ellos a personas que movilizaron a millones de seguidores que los aclamaron como grandes salvadores y líderes: Hitler, Stalin, Mao y otros, quienes les dieron el poder para luego asesinar a muchos millones.

Desde que invadió a Ucrania, Putin no ha dudado en atacar a civiles y a ejecutar a soldados capturados. Mientras Ucrania ha atacado objetivos militares para defenderse, Rusia ha enviado sus misiles a residencias, escuelas y hospitales para sembrar muerte y terror. Se puede decir con la misma certeza que la Sagrada Escritura lo dice de Judas, que Satanás ha entrado en Putin, y también en el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que cínicamente declaró que Rusia está en su derecho de defenderse de la Europa fascista que apoya a los nazis de Ucrania. Semejante inversión de la verdad no puede explicarse excepto siendo ellos títeres del diablo.

El demonio no está aliado con la derecha ni la izquierda, sino con el totalitarismo. Se mueve con la mentira, el rencor y el odio para fomentar la violencia y la muerte. Se apoya en la ideología más seductora para crear una falsa división entre buenos y malos. Los agresores siempre se creen los buenos, justificando su propia violencia como respuesta por alguna supuesta injusticia de los malos. Así se creen divinamente avalados para eliminar a sus enemigos. Así actúa Rusia en Ucrania, así Hamás en Israel, así Israel en Gaza, etc. Se han postrado ante Satanás, quien les promete el reino terrenal que rechazó Jesús en el desierto (Ver Lucas y Mateo 4,1-11).

Y la actitud de Evo Morales y el resto del Movimiento al Socialismo no es muy diferente. Su metodología de cercar ciudades para imposibilitar la vida a los demás, bloquear los caminos, sembrar caos, secuestrar autoridades, ocupar propiedades, violar la constitución, ignorar las leyes, actuar con violencia de toda clase y tergiversar la verdad es suficiente evidencia para concluir que se trata de una maldad satánica.

Dios tampoco elige derecha o izquierda. Ama a todos. Es, pues, Nuestro Creador y nuestro Padre celestial. Prefiere salvar. Si tiene que castigar, es para corregir. Su justicia es misericordiosa y nunca vengativa. Pero no aguanta la mentira. Y nos recuerda que nadie tiene derecho a tirar la primera piedra (Jn 8,7), como siempre hacen los que creen en la violencia.

Mejor hagamos un cambio de proceso como aquel que propuso Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6), cuando decía: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia» (Mc 1,15).

Dios te bendiga.

Mons. Robert Flock | Monseñor