Mientras las carreteras están bloqueadas y las ciudades sufren desabastecimiento, los bolivianos se preguntan con insistencia: ¿Habrá elecciones? ¿Quién vendrá después? ¿Hasta cuándo durará esta crisis? ¿A cuánto llegará el dólar? ¿Se acabarán las colas por combustible? ¿Tocaremos fondo esta vez? Bolivia vive nuevamente una asfixia económica, política y social. Ya estuvimos aquí antes, al borde del colapso. Y, como siempre, algo nos salva en el último minuto ¿sucederá esta vez? En este momento el país tiene una oportunidad única: cerrar el ciclo político que abrió Evo Morales. Pocas veces la historia ofrece segundas oportunidades y Bolivia tiene hoy esa suerte, como la tuvo en 2019, que se volverá en tragedia si no la aprovechamos. El cocalero es el responsable directo del modelo corrupto, autoritario y fallido que hoy nos asfixia. Si gana otra vez, Bolivia seguirá el camino de Cuba, Venezuela o Nicaragua. Él mismo dijo que esta semana es decisiva y hay que tomarle la palabra. Si Morales gana esta partida, será el fin de Bolivia como la conocemos. Pero si el pueblo despierta, aún podemos reescribir la historia.