Editorial

La tarea del próximo gobierno

El próximo gobierno que asuma tras las elecciones de agosto no heredará un país: heredará una bomba de tiempo. Las cifras están ahí, los diagnósticos también...

Editorial | | 2025-06-07 07:53:00

El próximo gobierno que asuma tras las elecciones de agosto no heredará un país: heredará una bomba de tiempo. Las cifras están ahí, los diagnósticos también. Lo que no hay es voluntad política para asumir que Bolivia está en crisis y que salir de ella exigirá un nivel de coraje, responsabilidad y claridad técnica como pocas veces en su historia reciente.

Lo ha dicho el Fondo Monetario Internacional con toda crudeza: el modelo económico se agotó, las reservas están en el suelo, el déficit fiscal es insostenible y la política cambiaria está distorsionando todo el sistema productivo.

La tarea que aguarda a la próxima administración no es sólo corregir desajustes. Es reconstruir la arquitectura económica del país, recuperar la confianza interna y externa, restablecer el equilibrio fiscal y, sobre todo, decirle la verdad a la población: el dinero barato se acabó y el modelo de subsidios, bonos y controles se convirtió en una trampa.

Aunque algunos líderes opositores creen que la solución inmediata es recurrir a organismos internacionales para acceder a fondos frescos, el FMI ya ha puesto condiciones claras: no habrá ni un centavo más si Bolivia no ordena primero su casa. Y esto implica reformas profundas, no discursos. Sin un programa serio de estabilización macroeconómica, ningún organismo prestará dinero en condiciones favorables. Bolivia ha perdido credibilidad y recuperarla requerirá más que promesas electorales.

Entre las recomendaciones del FMI hay medidas que son tan necesarias como impopulares: sinceramiento del tipo de cambio, eliminación gradual de los subsidios energéticos, reforma tributaria que amplíe la base sin castigar más a los formales, recorte del gasto improductivo y plena transparencia en el manejo de las finanzas públicas. A esto se suma la urgente necesidad de devolver autonomía real al Banco Central, que hoy actúa más como una extensión del poder Ejecutivo que como un ente técnico.

El informe del FMI también sugiere mejorar el clima de inversión, simplificar regulaciones y resolver el caos normativo que ha paralizado sectores productivos. Pero para eso hace falta estabilidad política, diálogo institucional y liderazgo creíble. Justamente lo que hoy escasea.

Nadie dice que será fácil. Pero lo verdaderamente irresponsable sería seguir administrando esta crisis con maquillaje, parches o relatos épicos que ya no convencen a nadie. Si no se actúa pronto y con seriedad, el próximo gobierno no tendrá cien días de gracia, tendrá cien días para evitar el colapso. Y si no toma decisiones firmes, esa bomba heredada explotará en sus manos.

Bolivia necesita un nuevo pacto económico, pero antes que eso, necesita aceptar la realidad. El FMI ha encendido todas las alarmas. La pregunta es si los políticos —oficialistas y opositores— están listos para dejar de pensar en encuestas y empezar a pensar en generaciones.

Nadie dice que será fácil. Pero lo verdaderamente irresponsable sería seguir administrando esta crisis con maquillaje, parches o relatos épicos que ya no convencen a nadie. Si no se actúa pronto y con seriedad, el próximo gobierno no tendrá cien días de gracia, tendrá cien días para evitar el colapso. Y si no toma decisiones firmes, esa bomba heredada explotará en sus manos.