En un reconocimiento poco habitual en contextos de austeridad extrema, el representante de Unicef en Argentina, Rafael Ramírez Mesec, destacó que casi 1,7 millones de niños y adolescentes han salido de la pobreza durante el último año.
El dato, que sorprende incluso en medio de una drástica reducción del gasto público, fue presentado como "muy llamativo y digno de destacar", según expresó el funcionario del organismo internacional.
La declaración se da en un escenario donde el gobierno de Javier Milei ha impulsado un ajuste fiscal sin precedentes recientes, reduciendo el gasto público en cinco puntos del PIB.
A pesar del pronóstico inicial de un posible deterioro social, Unicef resalta que ciertas políticas de asistencia han sido clave para amortiguar el impacto del recorte y, sorprendentemente, revertir la pobreza infantil en parte del país.
Entre las medidas más relevantes, Ramírez Mesec subrayó el aumento de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la extensión de la Tarjeta Alimentar hasta los 17 años, que permitieron incluir a adolescentes anteriormente excluidos del sistema.
Estas políticas de transferencia directa de ingresos han mejorado la cobertura social en sectores críticos de la población.
La mejora del mercado laboral ha sido otro factor determinante. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el empleo alcanzó un récord de 13,6 millones de personas ocupadas, y los salarios reales superaron en un 3 % los niveles previos a la llegada de Milei al poder.
Asimismo, la desinflación fue significativa: el índice mensual de precios al consumidor pasó del 25 % al 2,8 %, incrementando el poder adquisitivo de los hogares más pobres.
El alivio no se limitó a la infancia. En general, la pobreza urbana descendió del 52,9 % al 38,1 % en la segunda mitad de 2024, mientras que la indigencia bajó casi 10 puntos, situándose en el 8,2 %.
La recuperación económica -impulsada por la liberalización de sectores clave, el crecimiento del consumo interno y la reactivación de la inversión- parece haber tenido un efecto directo sobre los indicadores sociales.
No obstante, Unicef también advirtió sobre las deudas estructurales que persisten. La brecha digital sigue afectando a una gran parte de la población infantil: si bien el 90% tiene acceso a internet, muchos carecen de computadoras o dispositivos para aprovechar plenamente la conectividad.
Además, los datos de evaluación educativa revelan que el 85% de los niños presenta serias dificultades en matemáticas.
En cuanto al vínculo institucional, Ramírez Mesec valoró positivamente la relación con el Ministerio de Capital Humano, encabezado por Sandra Pettovello, y sostuvo que Unicef ha podido mantener un “diálogo fluido” con las autoridades.
“La niñez es algo que siempre convoca para juntar voluntades”, dijo. Consultado sobre el posible sesgo ideológico del organismo, aclaró: “No tenemos un color. Estamos donde más nos necesitan”.
Este giro en los datos sobre pobreza infantil coincide con el 40º aniversario de la presencia ininterrumpida de Unicef en el país.
El organismo reafirmó su misión humanitaria y expresó el deseo de que algún día su labor ya no sea necesaria: “Mientras más pronto logremos que los niños puedan ejercer sus derechos, más pronto podremos irnos a descansar”, concluyó Ramírez Mesec.
