Editorial

Los hijos del MAS

No son Andrónico ni Evo ni Arce. Tampoco son los herederos de cargos, curules, o empresas estatales saqueadas. Los verdaderos hijos del MAS son los pobres...

Editorial | | 2025-05-31 00:09:04

No son Andrónico ni Evo ni Arce. Tampoco son los herederos de cargos, curules, o empresas estatales saqueadas. Los verdaderos hijos del MAS son los pobres. Esos millones de bolivianos que después de casi 20 años de “proceso de cambio” están hoy peor que antes.

La Fundación Jubileo lo ha dicho sin rodeos: las cifras del INE son una ilusión. Según el gobierno, la pobreza moderada alcanza al 36,5% de la población. Falso. Ajustando los datos con la inflación real, la cifra salta al 44%. En pobreza extrema, el maquillaje es más obsceno: el INE habla de 11,9%, cuando en realidad es 17,5%. En el área rural, casi seis de cada diez bolivianos viven en pobreza extrema.

El engaño está en cómo se define la pobreza. Para el gobierno, alguien no es pobre si gana más de 939 bolivianos al mes: eso es vivir con Bs 31 al día. Pero la canasta básica ya no cuesta eso. Solo con la inflación, esa línea debería subir a Bs 1.080. Lo mismo ocurre con la pobreza extrema: la línea está en Bs 468 (menos de Bs 16 diarios), pero hoy debería ser Bs 580. Es decir, el MAS mide la pobreza con números de 2019 y finge que seguimos en tiempos de bonanza.

En paralelo, inflan el tamaño de la clase media. Dicen que más del 59% de los bolivianos están en ese estrato. Otra mentira. Ajustado por inflación, apenas llega al 54%, y esa “clase media” es tan frágil que una enfermedad o un despido la devuelven a la miseria en semanas.

Esto no es una omisión técnica: es una estrategia política. El MAS necesita sostener el mito de que sacó a millones de la pobreza. Pero en el terreno, en los mercados, en las comunidades rurales, la verdad grita: más de la mitad del país no llega a fin de mes, la comida sube cada semana y los ingresos se achican.

Entre 2021 y abril de 2025, los precios de los alimentos aumentaron más de 20%, pero el gobierno no actualizó ni una coma en su medición de pobreza. Porque reconocer la realidad sería admitir el fracaso total del modelo “económico social comunitario productivo”.

Bolivia llega a unas elecciones críticas con una economía quebrada, una institucionalidad colapsada y un país sumido en la desesperanza. Mientras el MAS pelea por candidaturas y controla jueces para inhabilitar rivales, en las calles, en los pueblos y en los barrios, el hambre y el abandono se multiplican.

Ese es el legado real del MAS: un país más pobre, más desigual, más vulnerable. Sus verdaderos hijos no son los que se llenaron los bolsillos en YPFB o en el Fondo Indígena. Son los que hoy intentan sobrevivir con 15 bolivianos al día.

No se puede hablar de “proceso de cambio” cuando se multiplican los comedores populares y las ollas comunes. Se llama retroceso. Y el MAS será recordado por haber convertido una década de bonanza en una fábrica de pobres.

Ese es el legado real del MAS: un país más pobre, más desigual, más vulnerable. Sus verdaderos hijos no son los que se llenaron los bolsillos en YPFB o en el Fondo Indígena. Son los que hoy intentan sobrevivir con 15 bolivianos al día.