No tengo palabras para agradecerte todo lo que estás haciendo por nosotros, los agiotistas y especuladores de este país. Tus operativos de control de precios, tu “mano dura”, los decomisos violentos, el gas lacrimógeno y la persecución a comerciantes honestos nos han dado el mejor regalo: miedo en el mercado. Gracias a vos, los productos desaparecen de las estanterías, la gente entra en pánico y los precios se disparan. El miedo que infundes, disfrazado de justicia, nos llena los bolsillos. Cuanto más controles, más escasez; cuanto más escasez, más poder para nosotros. Nos haces imprescindibles. Tus discursos diciendo que hay abundancia mientras militarizas mercados son música para nuestros oídos. Porque el pueblo ya no cree en tus cifras, pero sí en la desesperación que vos mismo generas. Por favor, continúa así, persigue a los pequeños, abusa de los que trabajan, castiga a quienes arriesgan su capital. Cada golpe tuyo nos fortalece. Porque en Bolivia, gracias a vos , el miedo es el mejor socio del especulador.
Con gratitud infinita,
Un agiotista agradecido