Dios te bendiga

La esperanza no defrauda

La esperanza no defrauda
Mons. Robert Flock | Monseñor
| 2025-05-26 00:25:33

Pablo, Apóstol de Jesucristo por mandato de Dios, nuestro Salvador,

y de Cristo Jesús, nuestra esperanza,

saluda a Timoteo, su verdadero hijo en la fe.

Así saluda san Pablo al inicio de su primera carta a Timoteo, este querido hermano, colaborador y para el Apóstol, hijo, que necesitaba ser animado en medio de problemas que parecían insuperables. De manera similar, el Papa Francisco, en este último año de su vida, nos regaló el Jubileo 2025, pidiendo que seamos Peregrinos de la Esperanza, porque “la esperanza no defrauda”.

Para animar a Timoteo, Pablo presentó a Cristo Jesús como “Nuestra Esperanza”. No fue la única vez. El gran Apóstol que pasó de perseguidor a discípulo, luego a misionero perseguido y finalmente a mártir, escribió a los Romanos: “la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rm 5,5).

De manera similar el Papa Francisco ya repetía esta frase en su ministerio Petrino. Durante otro año Jubilar, el de la Misericordia, concluyó su discurso al Encuentro Mundial de Movimientos Populares en Bolivia haciendo su acostumbrado pedido de oración, y dijo: “Y una cosa importante: la esperanza no defrauda”. Con esta esperanza visitaba cárceles y cada día llamaba a la única parroquia católica en la Franja de Gaza, “La Sagrada Familia”, atendida por el Instituto Verbo Encarnado, los mismos misioneros que atiende hace más de 15 años a la Parroquia San José Patriarca en San José de Chiquitos.

Ya que “La esperanza no defrauda” y “Cristo Jesús es nuestra Esperanza”, anunciamos con mucha alegría que la Diócesis de San Ignacio de Velasco en conjunto con el Municipio de San José de Chiquitos estamos preparando la construcción de un gran monumento: El Cristo de la Esperanza del Turubó. Al concluirse será el más grande del mundo, con 50 metros de altura sobre un base de otros 10, 60 metros en total. Estamos trabajando con el mismo ingeniero y el mismo escultor que construyeron el Cristo Protector del Encanto en Porto Alegre, Brasil.

La iniciativa y la inspiración para este proyecto viene de nuestro querido Obispo Emérito, Mons. Karl Stetter. A pesar de lo sufrido recién por un proceso abusivo, injusto y malintencionado por una calumnia de “legitimación de ganancias ilícitas”, y de haber aguantado un largo calvario por sucesos dolorosos en San José de Chiquitos, ahora eleva un gran monumento sobre la antigua misión jesuítica y cuna de la cruceñidad como eterno recuerdo de las últimas palabras terrenas de Jesucristo: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

Esperamos que esta bendición que emana del Oriente sea un mensaje de esperanza para toda Bolivia que está por celebrar su Bicentenario. Hace pocos días, renovamos la consagración de Bolivia al Sagrado Corazón de Jesús en el Santuario de la Virgen de Urkupiña, mientras el pueblo sufría por bloqueos del vertedero de Kara Kara y de las calles por la falta de combustibles, convirtiendo así a la Ciudad de la Eterna Primavera en un laberinto para perderse entre en sus hermosos jardines y las montoneras de basura. Pero vi en la cima del Cerro San Pedro a un ciclista que llegó por el empedrado, pararse frente al Cristo de la Concordia e inclinar su cabeza en oración. No es culto a una imagen, sino gratitud, súplica y esperanza dirigido al mismo Señor.

“Nuestro auxilio es el nombre del Señor que hizo el cielo y la tierra” (Salmo 124,8). “No confiamos en los poderosos, en simples mortales, que no pueden salvar” (Salmo 146,3). Nos han defraudado y decepcionado muchos políticos de derecha e izquierda, porque ambos son de abajo y no de arriba.

Pero la esperanza nuestra en Cristo no es una magia que nos libera de nuestra responsabilidad. Si pido al sacerdote que bendiga mi nueva movilidad para poder desplazarme con mi familia, o quizás este camión para poder ganarme la vida, y el sacerdote o el diácono lo hace en persona Christi, mi humilde súplica de bendición, me obliga delante de Dios a conducir esta movilidad responsablemente. La bendición de Dios supone una alianza con Dios.

De manera similar, si los gobernantes piden alguna bendición u oración, también implica un compromiso humilde de conducir los asuntos del gobierno de la manera más responsable posible. Caso contrario, tienen que rendir cuentas no solo al pueblo, sino también al Señor.

En su superficial análisis de la realidad “el marxismo-leninismo sostiene que la religión es el opio del pueblo, en el sentido de promover la aceptación pasiva del sufrimiento en la Tierra con la esperanza de la recompensa eterna” (Wikipedia). Es falso y una gran distorsión. La Iglesia Católica promueve la solidaridad, el amor hasta por el enemigo, los derechos humanos, la lucha por la justicia y la reconciliación. Queremos quitar el sufrimiento en la tierra. El verdadero opio del pueblo es el mismo opio, y en el caso de Bolivia es la coca, la cocaína, el narcotráfico y el socialismo como robo del pueblo por el estado burócrata del masimo resentido. Y nos defrauda todos los días.

En cambio, la esperanza no defrauda. Y Cristo nuestra Esperanza tampoco.

Dios te bendiga.

Mons. Robert Flock | Monseñor