Su nombre significa: “dinosaurio, candidato siempre hambriento”. Vivió durante el Jurásico tardío, que incluye el Jurásico decadente. Pasó parte de su vida en el exilio, no precisamente por buen comportamiento. Esta especie, de origen militar, se caracterizó porque las manadas estaban conformadas por especies débiles y pobres en la tierra de los valles cochabambinos. Su insaciable hambre de poder lo convirtió prácticamente en un caníbal político. Se le considera uno de los mayores depredadores y oportunistas políticos de la historia boliviana. Este líder jurásico siempre gobernó para defender sus propios intereses y, por esa misma razón, no tiene una visión de Estado que compartir; no ofrece caminos ni rutas de esperanza para sus gobernados. Siempre obedeció al poder para sobrevivir políticamente. Tiene mucha experiencia para resistir diferentes conatos de extinción, así como para vivir de las arcas públicas.
A Manfredsaurio, como líder jurásico, no le preocupa una mala evaluación de su gestión como alcalde de Cochabamba, porque siempre puede esconder sus malas actuaciones desinformando o alterando la historia. Pero, señor Manfred Reyes Villa, no se puede tapar el sol con un dedo. Cada vez es más difícil. La historia se escribe todos los días, y lo único cierto es que la basura está tapando el sol de la Llajta, por su incapacidad para encontrar una solución al problema del botadero de K’ara K’ara. Muchos cochabambinos han perdido la esperanza; es una realidad. Eso de aferrarse al cargo, como diciendo: “¡Es mío y nunca me iré!”, solo demuestra la falta de confianza que tiene usted mismo en su persona. Y eso de dejar a su hijo como alcalde interino cada vez que se ausenta del país solo refleja que usted siempre vivió del hueso del poder de la política boliviana.
Siempre practicó la demagogia con las demás especies. Usted siempre asumió que el cargo público le pertenece por completo y que lo tendrá para siempre; por ende, actúa en consecuencia de lo que cree que será eternamente suyo. Por eso hace lo que le viene en gana con el municipio de Cochabamba, sin temor a nada, aunque ejerza mal el cargo. Usted es el heredero directo y la continuación del estilo de gobernar de don Percy Fernández en Santa Cruz. El sistema lo protege porque pactó con el gobierno y el régimen masista. Usted ha hecho de la política una carrera vitalicia y piensa que esta clase política decadente le seguirá ofreciendo y asegurando puestos más importantes en el futuro. Es por eso que se lanza a la carrera presidencial y no suelta el hueso. Además, al no sentirse amenazado de perder el hueso por su incompetencia y corrupción, no ejerce el cargo de manera adecuada. De hecho, usted piensa y anhela dejarle su cargo a su hijo, como su legado político al país. Y todos de la misma forma actúan siempre cuando tienen el poder. Es el modus operandi de esta clase política.
Su propia ignorancia e incapacidad se convierten en soberbia. Es más de lo mismo, como siempre. El líder jurásico está acostumbrado a ejercer un liderazgo autoritario, lo que se refleja en la forma en que trata a sus funcionarios de la Alcaldía de Cochabamba. Esto es un equipo de ineptos, cuya lealtad es ciega y se compra con amenazas, promociones o premios. El líder jurásico, como Manfredsaurio, hace lo que se le pega la gana sin que se le cuestione. El mismo derecho lo tienen su familia y sus amigos. No sabe negociar, solo sabe imponer. El hombre es bicho malo.
El líder político moderno escoge sus batallas. No hay enemigos pequeños, pero sí hay batallas que no valen la pena pelear. Solo sigue órdenes del régimen. Sabe que no tiene ni la más mínima probabilidad de ganar, pero se aferra al cargo. Es y seguirá siendo funcional al régimen, sea de color azul, verde o amarillo, porque es de esas especies que más se resisten a la extinción. Por eso su obsesión de verse siempre joven ante las cámaras, dando color y tinte a su cabello, que por la edad avanzada debería dejar que las canas emerjan naturalmente. Pero como este jurásico se cree insustituible, no da paso a la renovación. Su actitud, muchas veces, es amenazante; siempre fue grosero, majadero y maltrata no solo a los suyos, sino también a los subalternos y a todos los que le rodean.
Los restos de estos fósiles se han encontrado en diferentes regiones del país. Tiene hermanos como el Doriasaurio y el Tutosaurio. Parecen todos ellos como si fueran cortados de la misma tela de tiranosaurios rex. El que con niños se acuesta, mojado se levanta. Los tres hermanos parecen los niños de la política boliviana. No le dan importancia al trabajo en equipo, siempre creen que tienen la razón y hay de aquel que les cuestione. Por eso siempre se rodearon de personas incapaces, nada inteligentes. Desconfían de los colaboradores críticos que los cuestionen o que les delaten sus fechorías. No cambiarán nunca. Es por esta y muchas más razones que el futuro de Bolivia requiere una gran sacudida, puesto que sencillamente se aplazó toda la clase política, reprobó el actual esquema político, fracasó el modelo económico.
Hasta que los hermanos arriba mencionados terminen por quemarse políticamente, este país seguirá en las mismas. Pero pronto pasará la época del oscurantismo en la política boliviana. Se asoma, con esperanza, el cambio. La gente ya no es tonta ni crédula. Todos nos estamos dando cuenta de que ha llegado la hora de la extinción de los líderes jurásicos. Esta elección es una gran oportunidad para terminar, de una vez por todas, con el jurásico decadente.