El periodismo deportivo boliviano está de luto. En la madrugada de este jueves falleció Severo Vito Lavadenz, un referente indiscutible de la cobertura del automovilismo y del deporte nacional, dejando un vacío inmenso en la prensa y en el corazón de quienes lo conocieron.
Con más de 50 años de trayectoria, Vito construyó su carrera a puro esfuerzo y pasión. Se hizo presente en rutas nacionales y departamentales, siguiendo el rugir de los motores con un micrófono en mano y una convicción inquebrantable. En su última etapa, lo hizo al frente de su propio equipo, VITOSPORT, proyecto que consolidó su legado como voz autorizada y querida del deporte tuerca.
Su sencillez, profesionalismo y cercanía con la gente le ganaron el cariño de colegas, deportistas y oyentes. Fue mucho más que un periodista: fue un amigo de todos y un símbolo de compromiso con la verdad y la pasión deportiva.
Aunque el automovilismo fue su gran amor —al que dedicó alma, vida y corazón— Vito también cubrió otras disciplinas, incluyendo el fútbol, donde dejó huella con sus acertados comentarios. Su presencia era habitual en el Complejo Gilberto Menacho, en la calle Ingavi #457, lugar que consideraba casi como su segunda casa.
Integrante activo del Círculo de Periodistas Deportivos de Santa Cruz (CPDSC), era muy querido por sus colegas. Disfrutaba las reuniones, el compañerismo, y siempre aportaba su toque de humor. Era uno de los más bromistas, de esos que hacen más llevadera cualquier jornada.
En los últimos años, su salud se vio afectada, pero eso no mermó su pasión. Hasta el final, siguió atento al automovilismo, compartiendo su conocimiento y alentando a quienes seguían sus pasos. Muchos de sus grandes amigos estaban allí, en las rutas, y hoy seguramente lo recuerdan entre lágrimas.
Así fue Severo Vito Lavadenz: un señor de la ruta, del periodismo y de la vida. Un verdadero ícono que deja huella.
Sus familiares invitaron al velorio que se realizará este jueves en su domicilio particular, ubicado en el barrio Soberanía Nacional, calle 7, Los Mangales #197.
