Hay una gran preocupación en la mayoría ciudadana de que sea reelecto el MAS. Andrónico puede ganar las próximas elecciones, los otros dos innombrables se unen y lo apoyan, o inclusive se realice nuevamente fraude.
Desde mi perspectiva, son tres candidatos de la oposición – Tuto, Samuel y Jaime (Dunn) que pudiesen sumar un caudal significativo de votos cada uno, pero no lo suficiente para ganar. Por lo tanto, no debería ser mucho pedir, si realmente quieren a Bolivia, que entre ellos negocien quién sería el candidato único. Ellos tienen el poder de evitar a los bolivianos, sus conciudadanos, de una catástrofe mayor y se esperaría que lo hagan. Una forma de servir a Bolivia es siendo presidente, otra es de sacrificarse por ella. Aquél que lo haga, seguramente se ganará el mayor respeto de los bolivianos para siempre y, si logra ser nuevamente candidato en otra ocasión, los ciudadanos lo premiarían y sus contendores se harían a un lado y lo apoyarían.
En otras ocasiones reciente escribí sobre las características que deberíamos buscar en un candidato, la necesidad de que la oposición triunfe abrumadoramente para que se posibiliten reformas urgentes, etc. Pero me he dado cuenta que poco o nada podemos hacer los ciudadanos, el voto de la oposición está dividido y no hay luces que indiquen una convergencia. Bueno, la verdad es que cada uno tiene fortalezas que las han ido vociferando en sus campañas, entrevistas y otros. Lamentable, algunos de ellos se han estrellado contra el otro sin darse cuenta que el blanco de ataques es el MAS.
Veamos algunas fortalezas y debilidades, desde mi punto de vista, con toda modestia y la limitación de no tener información completa y la naturaleza humana de equivocarse y ser subjetivo. Haré mi mayor esfuerzo para contribuir con mi granito de arena. Hablando de subjetividad, dejaré de lado los temas relacionados a corrupción, etc. porque (1) no existe suficiente información para opinar con propiedad (aunque algunos lo crean pero están siendo subjetivos y les hace perder el foco), (2) es difícil ponerse de acuerdo por la naturaleza del tema, y (3) porque (con disculpas de los candidatos) tal vez no haya ninguno que esté libre de paja. Veamos por orden alfabético sus nombres.
Jaime. Parece ser un buen profesional con mucho conocimiento, técnico. Tiene carisma y articula bien sus mensajes; eso es muy importante para ser un líder efectivo. A mi parecer, es un poco de “extrema derecha”; me explico. Hay muchos temas y conceptos, como los que maneja Milei, que son ciertos y son difíciles en no estar de acuerdo. Por ejemplo, que los impuestos son un robo y que alimenta la corrupción, y que el Estado debe proveer el mínimo de servicios porque no hay nadie mejor que el individuo para saber cómo y dónde gastar su dinero. Pero estos conceptos chocan con la realidad aunque no nos guste. El libertarismo es excelente como dogma, como un faro de guía, pero no es marco para hacer política económica. Lo más cercano es el liberalismo. La situación de Bolivia es precaria en varios frentes y lo que se trata es sacar del abismo al país, no convertirla en un paraíso. Esto no quiere decir que no hay que ser radical, por supuesto que sí. Pero como en todo, con prudencia, considerando el contexto político y social, viendo los pros y cons. No se puede pretender, porque no es realista, encaminar al país en un sendero próspero en cinco años. Pero sí hay que erradicar algunas cosas en este tiempo o en menor tiempo.
En pocas palabras, no creo que Jaime tenga todavía la suficiente experiencia para administrar temas políticos, sociales e institucionales. No es del establishment, pero eso puede ser bueno o malo. Lamentablemente, su selección como candidato de fórmula es una pésima señal de criterio. (El vicepresidente es sucesor del presidente en caso de una inhabilitación necesaria, es el Presidente del Congreso y, se supone, un confidente del Presidente en el manejo del país).
Samuel. A pesar de su vasta trayectoria como empresario y político, no tengo una opinión muy formada (para bien o para mal). Para empezar, no tiene mucha capacidad oral y es difícil entender quién es o lo que él quiere. Su falta de carisma no ayuda. Parece que la actividad privada es su fuerte. Confío también en su capacidad de proponer políticas económicas, pero no estoy seguro si tendría el coraje de tomar decisiones radicales y mantenerlas. Lo veo muy opaco o gris, sin querer decir que es una mala persona o profesional. Hasta ahora, no sé qué visión realista tiene de Bolivia; su lema de “100 días carajo” me parece demagógico.
Tuto. Creo que es una persona que maneja bien varios aspectos. En sus entrevistas se nota una capacidad en materia económica y política. Ha sido ministro de Finanzas y vicepresidente y creo que le serviría para administrar el gobierno. Es muy buen comunicador, tiene cierto carisma y tiene una visión más clara de Bolivia. Creo que es el más ubicado en relación a su apreciación del contexto actual nacional, pero también internacional. Tiene magníficos contactos y credibilidad fuera del país que pueden ser de mucha utilidad en su momento. Creo que es el que más sabe de economía política (disciplina de la economía que analiza las interacciones entre la economía y política), no política económica, que es crucial en estas circunstancias. Domina bien los temas judiciales, económicos, laborales, institucionales y sociales. Hasta ahora, nadie a quién he preguntado me da una buena respuesta de la razón de sus resultados electorales en anteriores ocasiones. Personalmente, me parece que, sin querer, se muestra como arrogante, que te mira de arriba.
No lo mencioné a Manfred; espero no equivocarme. Es un pseudo masista y esperemos que la basura de Cochabamba lo entierre es sus anhelos presidenciales. Rodrigo y otros deberían retirar sus candidaturas, no han logrado tracción.
Por último, los problemas que enfrenta el país no son para solucionar en un período presidencial; se encarrilarían en por lo menos diez años – dos períodos presidenciales – si no más. Por lo tanto, se necesitará una continuidad más allá de los cinco años y los tres mosqueteros son relativamente jóvenes. Por ahí esta situación es una variable que puedan negociar. Háganlo por la Reina Bolivia.