Bolivia recibió 50.000 millones de dólares en renta petrolera desde 2006, lo acaba de confirmar YPFB. Cincuenta mil millones. ¿Qué queda hoy? Una industria gasífera devastada, sin inversión, sin exploración y sin reservas suficientes. El llamado "modelo económico social productivo comunitario" del MAS ha sido un despilfarro monumental. El MAS quemó esa montaña de dinero en clientelismo, obras inútiles, corrupción institucionalizada y subvenciones insostenibles. En vez de invertir en modernizar el sector, diversificar la economía o garantizar seguridad energética, optaron por el pan para hoy y la miseria para mañana. Los recursos naturales no se usaron como palanca de desarrollo, sino como botín político. La “nacionalización” fue un eslogan rentable, pero un fracaso técnico. Hoy importamos gasolina y diésel y YPFB es una empresa endeudada, politizada y sin rumbo. La bonanza se fue y nos dejó con un país más pobre, más dependiente y sin capacidad de respuesta. El MAS no solo dilapidó una fortuna: sepultó el futuro energético de Bolivia. ¿Quién responderá por este crimen económico?