Dios te bendiga

Eficacia y Eficiencia

Eficacia y Eficiencia
Mons. Robert Flock | Monseñor
| 2025-03-10 07:12:29

Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes” (Mateo 25,30).

Con esta frase Jesús concluyó su parábola quizás más sorprendente, la de los talentos. Al preguntar por Google cuánto valía un talento, la respuesta de la Inteligencia Artificial fue de 4000 a 5000 denarios, siendo un denario el sueldo de un día. No es difícil comprender que las divisas confiadas a cada empleado según su capacidad de cinco, dos y un talento, representaban una gran inversión.

Es una parábola basada en el capitalismo, donde el empleador exige que sus servidores generen ganancias para enriquecerlo aún más. No incluye ninguna explicación alegórica, presenta a Dios mismo como capitalista; el servidor que no genera ganancias merece una condena infernal.

Obviamente, a Jesús no le interesa promover el capitalismo como tal. Nos enseña a rezar por el pan de cada día, pero no a buscar riquezas. No duda en otra parábola calificar de “estúpido” a un señor que acumulaba riquezas para sí mismo “y no es rico a los ojos de Dios” (Lucas 12,13-21).

Sin embargo, la Parábola de los Talentos, pone énfasis en algunos valores que forman parte del Reino de Dios: eficacia y eficiencia. Eficacia es producir resultados, y eficiencia es producir el mayor resultado con el menor esfuerzo.

Forma parte de una colección de parábolas que culminan con el Juicio Final: La Higuera, Los Tiempos de Noé, El Ladrón que Llega de Sorpresa, Las jóvenes Prudentes y Necias, Los Talentos y el Juicio Final (Ver Mateo 24 y 25:). Resulta que el don de la vida es una inversión divina y el Señor quiere buenos resultados y nada de excusas.

Curiosamente en el Juicio Final, son convocados las naciones (ἔθνη = etnias o pueblos) y no individuos, aunque luego son separados en “ovejas” y “chivos”. Implica que hay una dimensión colectiva, tanto en la inversión como en el juicio.

A la luz de esta perspectiva, vale preguntar, como pueblo y nación, si estamos bien encaminados para este juicio. Dios ha dado grandes riquezas a Bolivia en recursos naturales y abundantes, en tierras fecundas y productivas, y en culturas variadas y valiosas. ¿Qué saca a cambio?

A mí me gusta preguntar a los alcaldes sobre el POA (Plan Operativo Anual) de sus municipios y cuánto les queda después de los gastos institucionales y obligatorios para realizar obras. Inevitablemente expresan mucha frustración, ya que no manejan más que las migajas caídas de la mesa del centralismo.

¿En qué lado de su juicio pondrá Dios los que han promovido el famoso proceso de cambio administrando las mayores riquezas en la historia del país? ¿A la derecha con las ovejas o a la izquierda con los cabritos?

Supuestamente se ha reducido la pobreza, pero ¿para quién? En el rincón que a mí me toca recurrir, no se ve mucho cambio. Los reclamos de los pueblos originarios del Oriente siguen vigentes y en muchos casos su situación va de mal en peor. Sufren la sistemática destrucción y saqueo de sus bosques, ríos y parques. Adicionalmente, se promueve organizaciones paralelas a los cabildos indígenas para quitar protagonismo a los líderes auténticos.

Como cualquier puede observar, tenemos una crisis económica grave; el Estado está yesca. No tenemos plata para importar combustibles, lo que repercute en toda la cadena productiva. El costo de la canasta familiar se ha duplicado y los bienes importados han subido en un 30%, para compensar la falta de dólares.

Parece que somos gobernados por “personas con capacidades diferentes”: capacidad de mentira, robo, corrupción, burocracia, viveza, ciegos y sordos ante los reclamos.

Es poco eficaz y nada eficiente. Solo una mínima parte de la población produce la riqueza que sostiene a todos los demás. A estos el centralismo impone controles para hacerles la vida imposible y motivar coimas. Todos los días soportamos bloqueos y paros. Es difícil distinguir entre la justicia y el crimen organizado.

Nuestra gran ineficiencia y poca eficacia es la mayor causa de pobreza en Bolivia. Vivimos en un país pluridisfuncional.

Lo más triste es que desanima a quienes desean esforzarse para salir adelante honradamente; corrompe a las personas que en otro sistema serían honestos.

Habrá un día en que tengamos que rendir cuentas a Dios. Ojalá no diga: “Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil” (Mateo 25,30), sino: “¡Bien hecho, servidor bueno y fiel!, ya que fuiste fiel en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor” (Mateo 25,23).

Dios te bendiga.

Mons. Robert Flock | Monseñor