Tribuna

¿Para quién es el oro de nuestros ríos? ¿y para quién es el mercurio?

¿Para quién es el oro de nuestros ríos? ¿y para quién es el mercurio?
Mons. Robert Flock | Monseñor
| 2025-02-21 01:02:00

“Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano” (Salmo 24,1).

Al visitar como turista a una antigua mina de oro cerca de Las Vegas, Nevada, le pregunté al guía: ¿Cómo se explica que se encuentra oro aquí? Respondió que llegó por medio de meteoritos desde el espacio y posteriormente había llegado a la superficie con movimientos geológicos. Era una respuesta acertada. Se puede añadir que el oro, como elemento especialmente pesado, nace en la colisión de estrellas, y no cualquiera, sino estrellas de neutrones, y por esto es una sustancia bastante rara, lo que con sus cualidades contribuye a su alto valor.

Actualmente vale en Bolivia Bs 651,81 por gramo de 24 kilates lo que sería Bs. 651,810 por un kilogramo, que como lingote mide en milímetros apenas 115 por 50 por 10. Una tonelada de oro vale Bs. 651,810,000 equivalente a US $93,650,862. No sorprende que hay fiebre de oro con todos los vicios que lo acompaña.

Publicado el 2 de mayo del 2024 por María Fernanda Ramírez “La minería de oro: un flagelo respaldado por el gobierno boliviano”, es una excelente investigación sobre el tema. Resume: “Bolivia está experimentando un auge del oro impulsado por los altos precios del metal. Ocho de los nueve departamentos de Bolivia producen oro. La producción de oro pasó de 6,3 toneladas en 2010 a 42 toneladas, por valor de unos US$1.700 millones en 2019. Entre 2010 y 2021, Bolivia exportó 240 toneladas de oro. La década anterior exportó solo 70 toneladas. El secreto a voces es que la fiebre del oro en Bolivia se alimenta por no tener prácticamente ningún control sobre la extracción, venta o exportación del metal precioso.”

Otra investigación excelente fue publicada el 14 de mayo del 2020 por Gustavo Jiménez Gonzáles, titulada: “Madidi: dragas acechan uno de los parques más biodiversos del mundo”. Revela que: “Para la economía de Bolivia y en particular para La Paz, la actividad minera es una de las más importantes. El 2014 fue el mejor año de producción de este departamento, con 25 621 kilos de oro que se tradujeron en 1400 millones de dólares. Con la nueva Ley de Minería, la producción de oro en La Paz se fue reduciendo y en contrapartida fue ganando protagonismo el Beni. Según datos del Ministerio de la Minería, en 2018 en Bolivia se extrajeron y comercializaron 31 600 kilos del metal dorado por un valor de más de 1200 millones de dólares. De ellos, 13 581 kilos fueron producidos en La Paz y 15 054 en el Beni. Gran parte de esa producción es exportada a la India. El 2018 ese país asiático pagó 720 millones de dólares por 22 420 kilos de oro comprado a Bolivia, mientras los Emiratos Árabes pagaron 360,3 millones de dólares por 11 011 kilos brutos del metal dorado.” Expone: “Los indígenas que viven dentro del Madidi, desde tiempos ancestrales, han denunciado que esta actividad pone en riesgo al área protegida. Sin embargo, nadie los ha escuchado ni se ha implementado una medida para frenar la actividad minera.”

A partir de 1990 se han realizado diez Marchas de los Pueblos Indígenas del Oriente de Bolivia, siendo las más llamativas la Sexta que reclamaba una Asamblea Constituyente y la Octava que fue reprimida en Chaparina por el gobierno de Evo Morales. Fueron ignorados y traicionados en todas sus demandas, especialmente con relación a la nueva Constitución Política del Estado y al reclamo por respetar sus territorios y los recursos naturales en ellos.

Si los bolivianos hubieran sabido de antemano lo que está en su nueva constitución, jamás la habrían aprobado. La demanda de los pueblos originarios del Oriente fue secuestrada por resentidos del occidente y distorsionada para convertirlo en algo nocivo para los más postergados del país.

Aunque el asesinato de Francisco Marupa sea por “motivos personales”, hipótesis forzada de muy dudosa credibilidad, esta tragedia tiene sus raíces en el Artículo 298 de la CPE que define las “competencias exclusivas del nivel central del Estado”, incluyendo los recursos naturales y minerales y hídricos. Lo que debería pertenecer a los Pueblos Originarios del Oriente está siendo robado por las cooperativas del oro a nombre del Estado. A cambio contaminan sus ríos con mercurio, una de las sustancias más tóxicas del planeta.

Quienes administran el Estado han fomentado todo esto, liberalizando la importación y venta del mercurio para la explotación del oro, envidia de cualquier capitalista sin moral. A pesar de ser definido como “recurso estratégico” nacional, pagan un impuesto mínimo; es evidente que la estrategia es más electoral que para la prosperidad de la nación. ¿Cómo explicar semejante situación si no es por las coimas a quienes administran el país?

Si hubiera un mínimo de preocupación por el bienestar de los Pueblos Originarios del Oriente, quienes explotan el oro en sus tierras ancestrales tendrían que pagar una regalía de por lo menos el 50% a estos pueblos del Estado Plurinacional y ser obligados a dejar a los ríos en su estado original y natural sin contaminación. Mientras esto no suceda, sería apropiado invitar a nuestros gobernantes, junto con los cooperativistas, a un gran banquete cada día con pescado tomado río abajo de las dragas, para celebrar su muy astuta administración de estos recursos estratégicos que Dios ha puesto en nuestra tierra.

Mons. Robert Flock | Monseñor