USAID es la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos creada en 1961 por el ex Presidente John F. Kennedy. Trabajé más de quince años en esta organización así como en sus representaciones de Afganistán, Colombia, El Salvador, Guyana, Irak y Perú. Creo tener cierta autoridad para comentar sobre el momento más crítico de su historia institucional por la que atraviesa en la actualidad.
Mediante una ordenanza ejecutiva, el Presidente Trump creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE)) con el mandato de reducir el tamaño del aparato federal y el déficit fiscal. Para tal efecto, nombró al billonario tecnológico Elon Musk para cumplir tal tarea.
USAID fue la primera afectada. ¿Por qué? Creo yo, porque la percepción de la inmensa mayoría de los ciudadanos estadounidenses es que la ayuda externa equivale hasta un 25% del presupuesto federal de EE.UU. No saben, sin embargo, que ésta representa 0.24%; es decir, menos de un cuarto del 1%. Aparentemente, ni el Presidente Trump ni Musk tenían conocimiento de estos datos. Mi oposición no va dirigida a ninguno de ellos en particular; a lo que me opongo es al súbito desmantelamiento de USAID por parte de esta u otra administración. USAID es la principal institución de asistencia económica externa de EE.UU. en más de cien países en desarrollo - desde Angola hasta Zimbabue y en diversas áreas: agricultura, salud, fortalecimiento democrático, educación, promoción del sector privado, entre otras, además de asistencia humanitaria. El aporte de USAID es 43% del total mundialmente.
DOGE ha intervenido violentamente; es decir, sin previo aviso, enviando a delegados de DOGE. Testimonios de funcionarios de USAID indican que jóvenes expertos en tecnología (ITs), la gran mayoría jóvenes en sus 20s o 30s años de edad y sin conocer la institución y/o temas de desarrollo, los entrevistaron unos minutos para que “justifiquen” sus trabajos. Otro tanto revisaron documentos someramente. Otros intervinieron los sistemas de comunicación/ computación para tener control sobre las mismas, invalidar correos electrónicos y cerrar la página web. Mientras, la policía acordonaba la entrada para no permitir el ingreso de los funcionarios y declaraba la suspensión por 90 días de todas las operaciones. No se olvidaron de sacar el letrero oficial del edificio de USAID.
Inicialmente se dijo que el cierre de USAID era por razones de eficiencia y falta de alineamiento con la política exterior de la administración Trump. Históricamente, cada vez que cambia la Presidencia entre republicanos y demócratas, los programas de USAID enfatizan unas áreas más que otras. Por ejemplo, los primeros dan más énfasis a la promoción del sector privado y los demócratas a temas de salud. USAID tenía un mandato del Congreso, los recursos eran asignados por esa entidad legislativa a quien se enviaba rendiciones periódicas de cuentas. En otras palabras, las líneas grandes de USAID se han alineado con el Departamento de Estado (Min. de Relaciones Exteriores) y las operativas validadas por el Congreso. Adicionalmente, como muchas organizaciones federales, USAID tenía asignado un Inspector General (IG) independiente y permanente que hacía de auditor y que presentaba sus informes de país o temáticos cuando se solicitaba. Como toda organización grande y administrada por seres humanos, es muy posible que haya espacio para mejorar. Personalmente y con gran riesgo de equivocarme, pudiese identificar temas de mejora, pero eso es normal en cualquier constructo humano. Seguramente existen maneras de hacer las cosas mejor, pero eso se construye y no se destruye; no se prende un botón y pretender que todo funcione de un día a otro.
Resultados oficiales:
Lo que informa DOGE sin ninguna, ni siquiera una, evidencia en mano, es que USAID es/ era una organización criminal. Supuestamente, la corrupción era campante y que se identificaron billones, sino hasta un trillón (en nomenclatura de EE.UU.) en despilfarro. Acusaciones de que sus funcionarios se habían convertido en auténticos millonarios y que existían contratos de tres meses que veinte años después seguían vigentes. Lamentablemente, el público cree en esta información porque la red social de Musk sirve de plataforma para las narrativas del Presidente.
USAID podía requerir una reforma, pero esa discusión ya carece de sentido. Quien vea en su cierre una oportunidad (no se de qué sería), es un cínico o un estúpido de sofá.
Resultados concretos: Todas las operaciones de USAID están paralizadas desde el 25 de enero del presente año. Se espera mantener a 290 empleados, de más de 10.000, y asumirlos bajo el Departamento de Estado. Esto conlleva el desempleo de oficiales de carrera profesionales, expertos en desarrollo, que han trabajado 10, 20, 30 años en diversos países y que, de la noche a la mañana, ya no tienen carreras ni ingresos, y han tenido que sacar a sus hijos de sus colegios para trasladarlos a otros lados. Se está despilfarrando conocimiento, redes organizativas, relaciones e infraestructura, entre otros. Es más, los trabajadores locales en cada país que implementan los programas y los beneficiarios se pueden contar en cien miles. Algunos ejemplos de programas bolivianos que financiaba o germinaron en USAID en Bolivia antes de que cierre operaciones (en mayo de 2013) y que beneficiaba a grandes segmentos poblacionales o velaba por un correcto funcionamiento: Pro Salud, BancoSol, Maestrías para el Desarrollo implementado por la Universidad Católica Boliviana, y UDAPE y la Contraloría con la Ley SAFCO. Globalmente, son miles los beneficiarios de programas de vacunación contra Sida, ébola, tuberculosis y otros tratamientos médicos; miles y millones de personas que reciben o han recibido harina, arroz, soya y medicamentos en países en conflicto como Afganistán, Sudán, Etiopía, Palestina, Ucrania y otros; miles de agricultores rurales en Asia y África que ya no tienen asistencia técnica para mejorar sus cultivos. La lista es larga y esta decisión deja a millones de personas pobres y desamparadas.
“América primero” parece ser “América únicamente”. Rusia y China se frotan las manos ante este tiro en el pie de Estados Unidos. Habrá que prepararse rápidamente para lo que grupos extremistas, envalentonados y posiblemente financiados, puedan hacer a partir de ahora. Para EE.UU. la cooperación era, hasta ahora, una forma de mostrar su mejor versión. Me atrevo a pronosticar que alguien tendrá que arreglar todo este descalabro gastando más dinero y esfuerzo cuando las enfermedades y hambrunas mundiales, cuando los conflictos internos y regionales broten como hongos.