Tribuna

Identidad cultural, el fraudulento discurso de Evo Morales

Identidad cultural, el fraudulento discurso de Evo Morales
Ruddy Orellana V. | Comunicador social
| 2024-10-26 08:24:57

La identidad cultural es el conjunto de características distintivas de una sociedad, que permiten a sus miembros identificarse como parte de un colectivo y diferenciarse de otros. Esta identidad debería unir, incluir y promover la corresponsabilidad, no dividir ni imponer jerarquías. Está vinculada a la lengua, creencias, tradiciones y valores, que son pilares para la convivencia armónica y ética de una sociedad. Además, la identidad cultural no es estática; cambia y se enriquece con las nuevas realidades históricas.

En Bolivia, la diversidad cultural nos hace únicos, pero no excepcionales. A lo largo de los años, ha existido una dualidad que unifica al país, basada en un ciclo constante de encuentros y desencuentros. Sin embargo, bajo el régimen de Evo Morales y su discurso sobre la “pluralidad”, surge la pregunta: ¿ha sido realmente inclusivo y democrático? La respuesta revela una instrumentalización de la diversidad para fines políticos, donde el gobierno evista ha capitalizado y manipulado estas identidades como una coyuntura reciente, cuando en realidad son parte de la historia boliviana desde siempre.

El concepto de “abigarrado” de René Zavaleta Mercado, que describe una sociedad donde culturas se superponen de manera desordenada, refleja la realidad boliviana. En su libro "Bolivia: El desarrollo de la conciencia nacional", Zavaleta no sólo analiza las identidades culturales, sino que busca una unidad en la diversidad. No obstante, Bolivia carece de un “nosotros común”, lo que hace más difícil la tarea de definir una identidad boliviana clara. Y es mejor así, porque pretender homogenizar las diversas identidades sería reducir nuestra libertad.

Los 14 años de gobierno de Morales deformaron por completo el discurso identitario. A través de un discurso oportunista, Morales destruyó un conjunto de valores que deberían haber beneficiado a toda la sociedad. Corrompió los principios éticos y morales que distinguen lo legítimo de lo ilegítimo, lo moral de lo inmoral. Bajo su mandato, surgió una cultura de arribismo y corrupción, que hoy está institucionalizada como parte del patrimonio político del masismo.

La Bolivia de hoy está fragmentada por una línea divisoria que separa al país en dos poderes: uno manejado por elites oportunistas que deforman el tejido social, y otro dirigido por una maquinaria política corrupta. El régimen de Morales impuso un capitalismo neocolonial y un Estado Plurinacional fallido, que ha arrastrado al país hacia la corrupción y la banalización de valores fundamentales.

Durante los 14 años de pachamamismo, la diversidad cultural fue utilizada como una máscara para esconder un doble discurso. Morales no sólo impuso su voluntad como caudillo, sino que también institucionalizó la corrupción como forma natural de convivencia, banalizando los valores éticos y morales que deberían regir la justicia y la equidad. La consecuencia de esto ha sido un deterioro sistemático de la convivencia basada en normas y ética. Hoy en día, gran parte de la sociedad boliviana ha adoptado este comportamiento corrupto como una forma de vida.

El mandato de Morales ha quebrado los cimientos éticos de la sociedad boliviana. Su lema "yo le meto nomás" se ha convertido en una regla de oro en el país, legitimando el abuso de poder y la impunidad. Este deterioro ha permitido que el delito, la violencia y la corrupción se conviertan en parte de la cotidianidad, mientras que la justicia y la reciprocidad han sido relegadas.

En esta realidad política, la diversidad cultural sigue siendo un disfraz que oculta la falta de cambios reales. Morales ha capitalizado lo que le sirve y ha desechado lo que no, presentando una falsa identidad nacional basada en símbolos superficiales. La reciprocidad del Ayni, que debería basarse en el respeto mutuo y la ética, ha sido pervertida por un servilismo que destruye los valores esenciales para la convivencia.

En resumen, los 14 años de gobierno de Evo Morales no sólo distorsionaron el concepto de identidad cultural, sino que también degradaron los valores éticos y morales que deberían sostener una sociedad justa y democrática. La corrupción, la deslealtad y la impunidad son hoy moneda corriente en Bolivia, y la diversidad cultural ha sido utilizada como un instrumento político para perpetuar este sistema corrupto. Es urgente recuperar los valores éticos y morales que han sido sacrificados en el altar del poder político.

Ruddy Orellana V. | Comunicador social