Editorial

Inútil cambio de ministros

Ojalá la solución a la crisis económica sea el cambio de ministros. Arce puede cambiar el gabinete completo, incluso seleccionar a los mejores...

Editorial | | 2024-08-14 00:02:00

Ojalá la solución a la crisis económica sea el cambio de ministros. Arce puede cambiar el gabinete completo, incluso seleccionar a los mejores, como lo prometió al asumir el cargo, pero no logrará absolutamente nada. En todo caso, podría empeorar las cosas, si no cambia él, que sigue siendo el mismo desde que asumió la conducción económica en 2006, aunque se empeñe en afirmar que es alguien distinto y que no tuvo nada que ver con el descalabro iniciado por el cocalero Morales, cuyo libreto se mantiene con todos los puntos y comas.

Un nuevo ministro de hidrocarburos, por más bueno que sea, no podrá hacer magia con el diésel. Las colas se mantendrán mientras no haya dinero para comprarlo, mientras el gobierno insista en su modelo de subvención insostenible, mientras siga la corrupción y el monopolio en la importación de carburantes.

La escasez de combustibles y la falta de dólares seguirán siendo problemas sin solución, mientras el MAS insista en mantener el modelo primario exportador que ha vuelto a fracasar por el viejo problema del estatismo, acentuado por este régimen, que en tiempo récord destruyó la prometedora industria del gas, la principal fuente de ingresos del país, la gallina de los huevos de oro, cuya resurrección es imposible en el mediano plazo.

Los nuevos ministros no son magos para hacer que vuelen los cerdos, tarea menos difícil que hacer que vuelvan las inversiones en el contexto actual, con leyes perversas y enemigas de los capitales, con la inseguridad jurídica reinante, con los avasallamientos a la orden del día y con Arce gritando en cada esquina que es comunista leninista. Cada vez que lo dice, aumenta el riesgo país y a ese paso estamos pegados a Venezuela.

Qué va a hacer un ministro de desarrollo rural para que se produzca más en el campo, para que se exporte más, para que se deje importar hasta papa y cebolla, si al gobierno no le da la gana de aprobar el uso de biotecnologías, si no quiere liberar las exportaciones, si mantiene al agro con un puñal en la garganta, si promueve a las bandas criminales que atentan contra propiedad privada, actividad que se ha vuelto un negocio para fiscales y policías.

¿Ha recibido algunos de los nuevos ministros alguna orden para hacer recortes y aplicar austeridad? Claro que no, pues la consigna es seguir con la jauja de hace diez años, derrochar a manos llenas, aumentar el gasto, seguir creando nuevas empresas estatales para continuar fomentando el “peguismo” y la corrupción. Si Arce no quiere bajar el gasto público, nadie le va a prestar plata, no habrá quién lo quiera salvar y no habrá ministro que quiera hacerse cargo del desastre que se nos viene.

Si Arce no deja su arrogancia, si no deja de escuchar a los cubanos, si no tira al tacho de la basura su modelo que no sirve ni en las buenas ni en las malas, si no decide dejar en manos de la gente la economía del país, como se hizo para frenar la hiperinflación en 1985, nuestro destino está cantado.