Tribuna

De Milei, Bukele y Sheinbaum para Bolivia

De Milei, Bukele y Sheinbaum para Bolivia
Oscar Antezana Malpartida | Columnista
| 2024-06-08 08:42:34

Javier Milei (Argentina), Nayib Bukele (El Salvador) y Claudia Sheinbaum (México) son tres de los más interesantes personajes políticos recientes de nuestra región.

De Javier Milei. Durante su campaña atacó a sus adversarios políticos, principalmente al peronismo/ kirschnerismo, de manera dura y directa, abierta y sin pelos en la lengua. El objetivo era eliminar la “casta política” y aplicar la “motosierra” en el gobierno. Apeló a las emociones como lo debe hacer un candidato en campaña electoral. Una vez en la Presidencia, Milei adoptó decisiones radicales de política económica que redujeron drásticamente la inflación, generó superávit fiscal trimestral no visto desde hace 16 años e incrementó las reservas internacionales. Pero estos resultados pueden resultar efímeros porque no se percibe que haya una reducción estructural significativa del gasto, sino un freno de partidas poco sustentable en términos políticos y económicos. La sostenibilidad de estos resultados depende de las reformas que ha presentado al Congreso y que ya fueron rechazadas. Hace pocas semanas, volvió a presentar las mismas reformas, con algunos ajustes marginales, esta vez en dos propuestas. Las perspectivas no son alentadoras para Milei donde su partido apenas tiene 35 escaños de un total de 257 en diputados y ningún senador. Una opción que estaría considerando es llamar a un referéndum y someter sus reformas al apoyo de la ciudadanía. Si sale airoso, será una victoria enorme para su gestión y sus intenciones de reconfigurar la economía y el Estado. Caso contrario, pondría en riesgo su presidencia y/o dejaría una huella escalofriante de mayor pobreza y desempleo, y un desprestigio marcado de las políticas liberales. En otras palabras, dejaría libre el posible retorno de los izquierdistas.

A Milei le falta hacer economía política, no política económica. Su motosierra debería aplicarla dentro de una estrategia que visualice resultados económicos y políticos permanentes, no de cuatro años.

De Nayib Bukele. El presidente de El Salvador renovó su mandato para otros cinco años de manera cuestionable por la Constitución de su país. El control y la influencia que ejerce el presidente sobre las instituciones salvadoreñas allanaron su reelección. Su partido tendrá 54 de los 60 escaños legislativos. Vestido con una chaqueta de corte napoleónico y acabados dorados y con las fuerzas armadas desfilando a paso firme por la misma alfombra roja que poco antes habían cruzado los reyes y los jefes de Estado extranjeros que acudieron al evento, Bukele mandó un mensaje claro a propios y extraños.

Asegura que obrará “un milagro” para mejorar la economía de la misma manera que hizo con la seguridad. Pero los niveles de pobreza han aumentado y las cuentas del Estado no cuadran. Se tiene que pagar la deuda de las pensiones y solventar los pagos a los inversionistas. El presidente dijo que este será su principal propósito y que para eso necesitará, en primer lugar, “la guía de Dios”. En segundo, un trabajo incansable y, en tercero, “que el pueblo defienda a capa y espada cada una de las decisiones que se tomen”… seguir al pie de la letra cada uno de los pasos, sin quejarnos”.

Bukele ha recibido fuertes críticas por su forma autoritaria de gobernar. Insiste que El Salvador es “un país libre y democrático”. El Salvador está en sus manos y va a ser así al menos otros cinco años. Nadie le hace sombra a Bukele.

De Claudia Sheinbaum. Ganó la presidencia de México con una ventaja de más de 30 puntos sobre su principal contrincante. Tomará posesión el 1 de octubre con 62 años de edad, un doctorado en Física, 15 años de experiencia en la alta administración pública, una vida asociada a las causas progresistas y una confianza absoluta en la ética, el trabajo, la razón y la ciencia como las claves para afrontar los problemas del país. En la toma de decisiones, hace acopio de los datos que le dan sus colaboradores, escucha con atención, y solo hasta después resuelve, sin precipitarse. Se puede debatir con ella y puede cambiar de postura, pero, cuando toma una determinación, lo hace con firmeza. Es reflexiva, se toma el tiempo para responder. Uno de sus biógrafos, el periodista Jorge Zepeda, dice de Claudia pertenece a una izquierda urbana, de clase media intelectual, progresista. Sheinbaum es como una izquierda con Excel. “Yo soy alguien que toma decisiones a partir de datos”, afirma ella. Me gustaría pensar que su gestión será diferente, algo así como pasó con Lenin Moreno que se desmarcó de su antecesor Rafael Correa. Veremos.

Uno de los desafíos de Sheinbaum será darle continuidad y mantener la gran popularidad del partido MORENA. Será heredera de una fuerza política construida en torno al liderazgo personal de López Obrador. La mayoría de los votantes y los sectores populares seguirán demandando las políticas populistas del sexenio pasado. Pero el gobierno de López Obrador se gastó los recursos en la época de vacas gordas, como lo hizo Evo y Lucho y los otros izquierdistas de la región. Pero hay reformas que no cuestan mucho dinero, pero si gran daño (o beneficio), y Sheinbaum puede hacerlo con su aplastante mayoría congresal. El otro inmenso desafío es controlar o eliminar el crimen violento y el poder e influencia del narcotráfico.

¿Hay algunas pautas para el próximo gobierno boliviano? Claro que si. A continuación solamente algunas.

1. Apuntar a las emociones de la población durante la campaña electoral sin dejar de machacar insistentemente con cifras que muestran la desastrosa economía que está dejando el MAS (Milei, Sheinbaum y Bukele).

2. Lograr una victoria abrumadora en las elecciones presidenciales para tener una representación parlamentaria de dos tercios y tener la posibilidad de lograr reformas estructurales en varios ámbitos (Bukele y Sheinbaum).

3. Uno de ellas es la jurídica. Sin un ejercicio claro y estricto de la ley, todo se hará más difícil, incluyendo las reformas económicas (Bukele). La corrupción se vería disminuida y acorralada.

4. Reducir el tamaño del Estado permanentemente, es decir de los gobiernos centrales y sub-nacionales, entidades descentralizadas, eliminar las empresas estatales deficitarias y privatizar otras. Estos son grandes desafíos para Milei, Sheinbaum y Bukele.

5. Poner atención a la economía política, no solamente a las políticas económicas. Es decir, cómo aplicar las políticas económicas dentro de un contexto social, institucional y político determinado que apunten a la sostenibilidad de las mismas (al presente, fracaso rotundo de Milei).

Oscar Antezana Malpartida | Columnista