Sosa tenía razón

El tristemente célebre fiscal Marcelo Sosa, la punta de lanza del montaje del caso terrorismo, desertó de la misión que le encomendó el gobierno del MAS y huyó a Brasil, donde obtuvo asilo político. Se volvió un crítico del régimen del cocalero Morales y dijo que si se llegara a conocer toda la verdad de este episodio, se caen el gobierno y todas sus mentiras. Hay que reconocer que tiene razón, pues de lo contrario no habría tanta resistencia a investigar este caso y dar con los responsables de la matanza del hotel Las Américas, las torturas, las violaciones a los derechos humanos de decenas de personas y toda una serie de abusos cometidos por la justicia que actuaba a órdenes de los ministros nombrados por Morales, que además reconoció que él dio la orden de matar aquella madrugada de abril. Pese a las expresas conminatorias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a la orden concreta de un juez boliviano, el Ministerio Público se niega sistemáticamente a trabajar en busca de la verdad y la reparación de los daños causados a las víctimas. La CIDH ha dado tres meses más de plazo para iniciar la causa y todo indica que no habrá cumplimiento. Lo más probable es que esta deuda tenga que pagarse en el exterior.