Ha causado polémica la inusitada aparición pública del presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Fernando Larach, que en tono lastimero se queja de las críticas que le hacen. Una de las pocas cosas buenas que tiene la política es que, el intercambio de ideas, el enfrentamiento verbal y, por supuesto, las críticas, aunque sean subidas de tono, sustituyen a la violencia y la fuerza bruta, instrumentos que lamentablemente todavía se usan en el primitivo modelo imperante en Bolivia. Larach es muy joven pero ya tiene edad para saber que la política no es para recibir sólo aplausos y para que le amarren las trenzas de los zapatos, mucho menos cuando la gente espera algo diferente de una entidad que siempre se ha caracterizado por su rebeldía frente al centralismo y los abusos del poder que se ejerce desde la Plaza Murillo. El dirigente cívico afirma que la división se ha impuesto en Santa Cruz y a lo mejor se molesta cuando en las redes sociales explican gráficamente as razones de ese fenómeno y sobre todo, cuando muestran quiénes están del lado de los que se han rendido ante el MAS.